Hacía casi 10 meses que no veía a Pepe Berja. La última vez que lo tuve delante era para despedirse de mi y de Puertollano una noche de Diciembre, con lágrimas en los ojos. Si, lo recordarán, aquel calvito que fue protagonista de la fase de ascenso y la Copa Federación de hace tan sólo 1 temporada y media. ¡¡Que lejos queda ya, y que poco tiempo ha pasado!! . La memoria aquí es frágil.
Aunque he seguido en contacto con él (incluso me felicitó por teléfono el día de mi boda en medio del banquete), tiró para su tierra después de su periplo (y nuevo ascenso) por tierras conquenses. Ahora está en su tierra, Linares, jugando en un equipo de tercera, el Menjibar, aunque comenzó la temporada en el Adra. Allí seguro no cosechará los éxitos pasados, pero está feliz… como lo estaba aquí. Es un tío sanote.
Pepe, como azul que fue y sigue siendo (nunca olvidará esa época de su vida deportiva), acudía a ver a sus ex compañeros, bueno… a Richard, Rojas, Ramos… y poco más. Ha saludado a más gente vestida de largo que en pantalón corto. También hay gente con la que se ha cruzado que no ha saludado (sus motivos tendrá ¿no?)
En esa época, el equipo no jugaba demasiado bien al fútbol, pero se ganaba partido tras partido. Se decía que era un equipo defensivo, pero esos logros en un año, no creo que los consiga ninguno de los que aquí estuvo en su vida (incluido el cuerpo técnico, ojo), por muchas críticas que se recibieran. (Si, en esa época también se criticaba al equipo y al mister, aún ganándolo todo. Aquí somos así de especiales). ¿Te acuerdas verdad Pepe?
Me ha pedido mi compañero David que mire cuantos partidos hemos ganado desde que se fue Pepe y es curioso, pero desde allá por el mes de diciembre de 2006 (y ya se que lo que voy a exponer no está directamente relacionado con su marcha, ni mucho menos), la UDP sólo ha ganado 8 partidos de liga. En la segunda vuelta del campeonato pasado se ganaron 6 partidos, esta temporada sólo llevamos dos victorias y los que no viajaron a Marbella, tan sólo han visto con sus ojos 1 victoria de su equipo en liga, ante el Portuense (yo, por desgracia ni esa, que me pilló fuera).
Yo sigo pensando que los resultados son los que mandan y un par de ellos o tres consecutivos con victoria, le dan la vuelta a esta tortilla, que se nos está atragantando semana tras semana. Yo ya no quiero el “tiki taka” ni el “jogo bonito” (de hecho siempre he estado a favor de ganar como sea), yo lo que quiero es ganar, ganar y ganar, como en los tiempos de Pepe Berja ¿te acuerdas verdad, amigo?. Me gustaría volver a ver a los demás para recordar esos viejos tiempos, con algunos hablo a menudo (Alberto Olmo, Luismi, Dupi o Gustavo). Ojalá todavía estemos a tiempo para que los Conget, Rubén García, Manu, Candela y compañía nos lleven de nuevo a la senda de la victoria.
Pero hay una buena noticia. Richard ha vuelto. Si, el Kaiser, el capitán, el extraterreste (como le llamé en alguna columna), el mandamás de la defensa, con su pelo al viento, con su brazalete en la manga, arengando a sus compañeros, subiendo al ataque, defendiendo con garra, cazando gaviotas (a Catanha no le ha dejado ni respirar).
Por fin jugando en su puesto, de central (menos mal mister, los experimentos con gaseosa) y por delante de la defensa que juegue otro, pero él no. Ahí cuando no estaba al cien por cien para probarlo, pero ahora está a tope y lo ha demostrado con creces, en el partido de hoy y día tras día en los entrenamientos y partidillos de los jueves.
Richard merece estar ahí, de jefe, ejerciendo como tal, porque coloca a sus compañeros, porque saca el balón jugado, porque entra duro cuando hay que hacerlo, porque es simplemente RICHARD.
No le ha vencido la pubalgia, ha luchado y sufrido su lesión, pero amigos, Richard está de vuelta. Es una buena noticia, la única del día de hoy. Además es de los pocos que quedan del espíritu de aquel equipo, el de las victorias (hoy estoy nostálgico, que le vamos a hacer). Esperemos que dure en el puesto.
El crédito se acaba, las jornadas pasan y ya si que no hay más remedio, en Baza o se gana…o se gana, como sea, no hay más. ¿a que si, Pepillo?
